Nuestra celebración del domingo 10 de septiembre tuvo dos motivos especiales: nos unimos en torno al Señor para orar por Chile, nuestra Patria querida. Y para celebrar y agradecer a Dios por los 148 años de vida de la Congregación Misionera del Verbo Divino.
Septiembre es el mes en que no sólo florecen las primicias de la naturaleza, sino también florecen nuestros sentimientos para engrandecer y dar lo mejor de nosotros por esta tierra y las personas que la conforman.
En esta ocasión oramos, por cada uno de los misioneros de Verbo Divino y por nosotros, llamados a ser discípulos y misioneros, siguiendo la obra de San Arnoldo Janssen, fundador de: los Misioneros del Verbo Divino en 1875, las Misioneras Siervas del Espíritu Santo en 1889, y las Siervas del Espíritu Santo de la Adoración Perpetua en 1890.


